Últimamente, todos hablamos del plástico: que si el reciclaje, que si el daño ambiental, que si hay más plástico en el océano que peces (casi). Pero ¿alguna vez te has detenido a pensar que ese mismo plástico podría estar dando vueltas dentro de tu cuerpo? Sí, así como lo lees. Los micro y nano plásticos están más cerca de ti de lo que imaginas. Vamos a desglosar qué son, cómo terminan en nuestro organismo y por qué deberíamos tomar esto en serio.

¿Qué son los micro y nanoplásticos?

Los microplásticos son pedacitos diminutos de plástico, de menos de 5 milímetros, que se forman cuando los productos plásticos se degradan. Los nano plásticos, aún más pequeños, son partículas invisibles al ojo humano, midiendo menos de 0.001 milímetros. Aunque parezcan insignificantes por su tamaño, su impacto es todo menos pequeño.

Estas partículas vienen de productos que usamos a diario:

  • Las microesferas de los exfoliantes faciales o pastas dentales.
  • Fragmentos de envases y bolsas plásticas que se descomponen con el tiempo.
  • Ropa hecha de fibras sintéticas como poliéster o nylon, que sueltan partículas al lavarse.

En resumen, estamos rodeados de estas partículas, y lo peor es que no se quedan solo en el ambiente: también terminan en nuestro cuerpo.

¿Cómo entran los plásticos a nuestro organismo?

1. A través del agua: El agua que bebemos, incluso la embotellada, contiene microplásticos. Un estudio encontró que hasta el 93% de las marcas de agua embotellada tenían estas partículas. Y no, el agua del grifo tampoco está a salvo.

2. Comida contaminada:El pescado y el marisco son un canal directo, ya que muchas especies ingieren plásticos pensando que es comida. Pero no es solo cosa del mar: frutas y verduras también absorben micro y nano plásticos del suelo y el agua contaminados.

3. Aire: Sí, incluso respiramos plásticos. Las partículas flotan en el aire, especialmente en zonas urbanas o industriales, y terminan entrando a nuestros pulmones sin que nos demos cuenta.

4. Productos de uso diario: Desde cosméticos hasta utensilios de cocina, muchos objetos que usamos a diario liberan plásticos que pueden entrar en contacto con nuestra piel o ser ingeridos.

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¿Qué hacen los plásticos en el cuerpo?

Aunque la investigación está en sus primeras etapas, los estudios sugieren que los micro y nano plásticos pueden:

  • Provocar inflamación: Cuando estas partículas ingresan a nuestro cuerpo, pueden causar una respuesta inflamatoria, ya que el organismo las percibe como intrusas.
  • Transportar sustancias tóxicas: Los plásticos tienden a absorber compuestos químicos peligrosos como pesticidas, metales pesados y otros contaminantes. Estas sustancias pueden «hitchhike» (subirse al plástico) y entrar a nuestro cuerpo.
  • Interferir con las funciones celulares: Los nano plásticos son tan pequeños que pueden atravesar membranas celulares, causando estrés oxidativo y daño en tejidos.
  • Alterar el sistema endocrino: Muchos plásticos contienen disruptores hormonales, como el BPA, que pueden afectar la producción y regulación de hormonas.

Aunque todavía no sabemos todos los efectos a largo plazo, el simple hecho de que algo tan extraño como el plástico esté circulando por nuestro organismo ya debería preocuparnos.

 

¿Hay alguna solución?

Sí, ¡y depende de todos! Aunque es difícil escapar completamente de los micro y nanoplásticos, podemos tomar medidas para reducir nuestra exposición:

1. Filtra el agua que consumes

Aquí entra en juego la importancia de sistemas de purificación como OsmoVital, que eliminan partículas microscópicas, incluyendo microplásticos, para garantizar que el agua que consumes sea lo más pura posible.

2. Evita los productos de plástico de un solo uso

Adopta alternativas como bolsas reutilizables, botellas de acero inoxidable y utensilios compostables.

3. Revisa las etiquetas de los productos que usas

Busca cosméticos y productos de cuidado personal libres de microesferas plásticas

El tema de los micro y nanoplásticos no es algo que podamos ignorar. Es un problema global que afecta a nuestra salud, a los ecosistemas y al planeta en general. Y aunque puede sonar aterrador (porque lo es), también es una oportunidad para cambiar nuestros hábitos y exigir un futuro más limpio.

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